El nuevo paradigma que ha surgido en la Iglesia de una “animación bíblica de toda la pastoral”, nos pone ante una fascinante tarea de volver a las fuentes (fontalidad de la Palabra) que originó todo cuanto existe. La Sagrada Escritura da testimonio de que todo cuanto existe fue hecho por medio de la Palabra, del Logos encarnado.
Desde el Gn 1,1 leemos que «en el principio Dios creó el cielo y la tierra»; y la primera parte del versículo 2, dice que la tierra estaba desordenada y vacía. Y ¿qué sucede? Dios pronuncia su Palabra y al hablar crea (cf. Gn 1,3), Él habló y todo se hizo, ordenó y todo llegó a existir (cf. Sal 33,6).