Mensaje del Obispo de Florida, Mons. Martín Pérez Scremini en la Misa de Nochebuena:
¡Qué alegría para nosotros cuando sabemos que alguien nos espera!... El Dios que ha llegado a nosotros es un Dios que se hace cercano... Pero esa imagen de Dios, al cual yo le pido, yo lo necesito, le rezo... esa imagen de Dios, ese Dios que se acerca, se revela de una manera totalmente distinta. Nosotros tal vez teníamos una imagen de Dios, que íbamos arrastrando en nuestra vida con una imagen de Dios distinta, pero Él quiso que nosotros descubriéramos esa imagen de Dios... Como nos cuesta mucho llegar a Él, Él mismo llega a nosotros. Jesucristo el Hijo, se hizo hermano, próximo a nosotros, asumió todo lo nuestro: nuestro sufrimiento, nuestras soledades, nuestras alegrías, nuestras pobrezas... todo esto quiso asumirlo... Por eso, esta noche al contemplar nuestros pesebres, vamos descubriendo el verdadero rostro de Dios. El mismo Jesús, ese Niño esperado, es quien nos ha dado a conocer... En este Belén, en tantos belenes que tenemos por todas nuestras casas, nos recuerdan al primer Belén... y nos muestra un Dios quizás muy distinto al que imaginábamos o esperábamos... Nuestro Dios se vino a manifestar en la pobreza, en la humildad, en la fragilidad... en la misericordia. Y nosotros lo buscamos en otras partes, de otras maneras, “vino a los suyos... y los suyos no lo reconocieron”. Para que se manifieste lo grande, Él dice: Yo manifiesto en lo pequeño... ahí me tienen que reconocer, ahí me tienen que ir a buscar... Jesús nos vino a contar cómo es el verdadero rostro de Dios... Se manifiesta en nuestra humanidad para rescatar nuestra humanidad y darnos la verdadera vida... Con este nacimiento Él nos dice: caigan en la cuenta que todos estamos llamados para la Vida, no para la muerte, desde siempre fuimos pensados para Dios para la Vida... no para la muerte ni para la fragilidad... asume lo nuestro para llevarnos de vuelta al Padre, desde donde hemos salido y hacia dónde nos dirigimos... Desde el momento de su encarnación entre nosotros nos manifiesta que lo imposible es posible para Dios, que el pecado y la muerte no tienen la última palabra... que para Él todo tiene futuro y esperanza en Dios.
Navidad es abrirle nuestro corazón a la Vida de Dios, abrirle el corazón a Jesús para que Él entre en nuestra vida... Esta noche, con nuestra fe le queremos decir que Él esté en el centro de nuestra vida, que Él sea nuestro punto de referencia... Él no viene a sacarnos felicidad, es una invitación a dejarlo entrar en la vida, se produce el cambio, el cambio hacia la felicidad, el cambio hacia la vida... Cada uno de nosotros puede “engendrar a Jesús” en su vida si lo dejamos entrar... y al “concebirlo” hay que darlo “a luz”. Y darlo a luz, es darlo a conocer: lo recibimos en esta Navidad y tener la confianza y el compromiso y darlo a conocer...